El Joven (part III)

Los días que siguieron a la muerte del Joven, fueron agonía total.
Ella dejó de comer, dejó de asistir a la escuela, dejó de lado por completo su vida, dejó morir todo: su corazon, su alma, sus anhelos e ilusiones. Todo se fué.
Comenzó a actuar de una forma muy rara. Dormía casi todo el día y por las noches se despertaba gritando, asustada. Mis padres y yo corríamos para ayudarla, para calmarla y decirle que era sólo un mal sueño.
Era deprimente verla así, de por sí la muerte del Joven fue un golpe muy duro para todos, verla a ella tan mal, en ese estado, tan descuidada y con aspecto de demente...

Todo comenzó a empeorar cuando mis padres ya no tenían el corazón para ayudarla en su desquicio y la dejaron sola, a ella sola en su habitación.
Cuando gritaba y lloraba, yo estaba a su lado y la abrazaba para que dejara de temblar. Yo trataba de hacer que comiera aunque fuera un poco. No iba a dejarla así, yo quería que se recuperara.
Siempre que lloraba por las noches, era cuando despertaba de un mal sueño, y siempre decía que el joven estaba en su habitación, siempre decía que él la invitaba a abrazarlo y a besarlo.
Ella me decía que tenía miedo porque sabía que él estaba muerto, pero que tenía muchas ganas de abrazarlo, de sentirlo, de aspirar su aroma otra vez, de poder estrecharlo entre sus brazos y quererlo como "antes"... antes de que ella misma se lo impidiera.

Yo no le creía, simplemente eran ideas de una mente lastimada y triste que tenía un anhelo y que no podía superarlo. Yo no creí sus historias fantasmales.
Sí, la veía llorar y aterrarse, la veía llorar anhelando abrazar al Joven que tanto había amado, pero no creía que él estuviera con ella, simplemente era imposible, y aún difícil de creer porque los sucesos estaban frescos y viendo el estado de ella, era mejor no caer en su juego.

Una noche, por fin tranquila después de muchos meses de gritos y lágrimas desde su habitación, pude dormir tranquila. Ella estaba calmada y muy serena. Cuando fui a darle las buenas noches, sólo me dijo: Es hoy.
No entendí lo que quería decir...

...Hasta la mañana siguiente, que desperté extrañada por el silencio que gobernaba la casa entera. Me dirigí sigilosa a su habitación, creyendo que estaría dormida, cuando lo que ví, me partió el alma y dejé de creer en una divinidad existente. No podían pasar tantas desgracias en tan poco tiempo.

Ella estaba tirada en el suelo, con una mano en su pecho y la otra acomodada de una forma que pareciera querer alcanzar algo.
Fue el fin de mi felicidad, no sabía por qué había pasado esa atrocidad, pero pasó.

Ella estaba muerta.

(continuará)