Thursday, March 29, 2012

Recorte 5

Me da miedo.
Incluso dejarle un comentario en su FaceBook me da miedo, porque me siento juzgada, siento que todos los demás podrán ver que soy vulnerable y que áun siento muchas cosas por él. Me siento humillada.

No me gusta sentirme vulnerable ni débil y muchas personas que no me conocen muy bien, tienen esa idea de mi: que soy una persona fuerte e independiente, que soy una persona alegre y calmada... y yo digo que se equivocan. No me considero fuerte, ni valiente... sino todo lo contrario, nisiquiera soy independiente, no tengo la libertad de viajar tanto como quisiera por el simple hecho de ser mujer y "no vaya a pasarle algo" "no vayan a hacerle algo". Me he visto recluida en mi casa, en mi habitación por muchos años, por no contar con aprobación para salir, por no tener esa fuerza ni esa determinación para decir "me largo porque quiero".. No puedo hacerlo. Debo admitir que, después de todas las cosas que la gente dice, me da miedo viajar sola. Más de la manera en que me gustaría hacerlo: viajera, mochilera, explorar el mundo, conocer sus rincones menos turísticos... es mi sueño, un sueño al que siento que no puedo acceder sola.

Siempre pensé que lograría ese sueño con él, que él sería la persona que caminaría a mi lado, mi compañero incondicional... y lo era cuando lo conocí y por eso me enamoré de él. Es una pena que el destino haya tenido un plan totalmente diferente, y de esa persona que conocí, ya no quede ni la quinta parte... aunque yo me aferro a que sí. Creo que es, en gran parte por lo que no puedo (no quiero) separarme de él.. porque, sigo enamorada de esa persona, aunque ya no exista.
Él era una persona que me complementaba, que me hacía feliz, que me hacía sentir amada... pero ya no lo hace. Cada vez es más frio, más incomprensible, cada vez se convierte en un patán que no es quien yo amaba... y me cuesta mucho darme cuenta de ello, porque yo le construí un pedestal, para mi era perfecto y no quiero ver que ya no lo es.

¿Quien es él realmente? ¿todavía es la persona que me hacía sentir única? Seguro que existen más.
La pregunta que intento responder escribiendo todas estas tonterías, realmente es: ¿Quien soy yo? ¿qué es lo que realmente quiero? ¿hacia dónde quiero llegar?

Me considero una soñadora.
Una persona con una imaginación bastante amplia, muy creativa. Me gustan mucho los colores, lo psicodélico, la naturaleza, las flores, las mariposas, salir a acampar, caminar por senderos sin rumbo, el olor a lluvia en los campos, la tierra mojada. Me gusta hacer ejercicio, adoro Capoeira, nadar, correr, caminar, salir en bicicleta, Yoga...
Si yo pudiera tener la vida perfecta, elegiría una vida en su mayoría nómada. Me gustaría viajar lo más posible, y en las situaciones sedentarias, me gustaría tener tiempo para practicar deportes. Adoro el campismo, algo que creo influyó de cierta manera en él, no sé si antes de conocerme practicaba tanto el campismo, o terminó amándolo después de conocerme a mi. Yo aprendí de él el ciclismo, el down hill era algo que me apasionaba mucho cuando estaba en preparatoria, en la época en que él y yo eramos inseparables. Yo disfrutaba mucho las salidas al campo a practicar down hill, y las competencias y exhibiciones eran algo que no podíamos perdernos... eran buenos tiempos.
Yo heredé de mis padres el gusto por viajar, salir a donde el ruido no pueda molestarnos, encontar el verdadero sentido de la palabra: relajarse, y para mi los viajes son cosas muy preciadas.
Me gustaría ser un alma libre, aunque en estos momentos, me veo agobiada por mi carrera y las decisiones que tomé. Me atrevo a decir que odio mi carrera y odio la idea de permanecer en la misma ciudad toda mi vida. Es verdad que aquí nací, pero no por eso estoy obligada a vivir aquí toda la vida. No quiero ser una rata de laboratorio toda la vida ni vivir encerrada en la industria, eso para mi no es vida... pero no sé que hacer.
Quiero un cambio de 360 grados.. aunque, no sé ni por dónde empezar.

Me gusta llorar.
Sé que no es una declaración que todas las personas encuentren lógica, pero es así.
A veces, siento que he acumulado tanto dolor dentro de mi, por mi culpa, por mis decisiones, a veces siento que tiene mucho que ver con mi dependencia a él, pero son cosas que yo provoqué..

Llorar es algo que he hecho casi todas las noches desde hace poco más de 3 años.

(...)

Wednesday, March 28, 2012

Recorte 4

Lo amo.
Indudablemente lo amo.
PERO... siempre hay un pero en todos lados, en todas las relaciones.. siempre existe ese maldito y estúpido "pero".
Su comportamiento y su actitud son extraños, me genera muchas dudas. Es perfecto, amable, tierno, carismático, comprensivo.. pero sólo mientras está conmigo, y como ya lo había dicho antes: sólo mientras él y yo lo sepamos.
No me permite abrazarlo ni besarlo en público, nisiquiera en algún lugar donde nadie nos conoce, sólo tengo derecho a ese privilegio cuando está solo conmigo. Ni qué decir de las demostraciones afectuosas frente a la familia... y es mucho MUCHO más restrictivo cuando quiero hacer una demostración afectuosa frente a sus amigos.

Me da miedo.

Su actitud me da miedo y me hace sentir humillada.
No cuando es amable conmigo, cuando sale conmigo y me confía muchas cosas de su vida, en esos momentos no tengo mente para pensar en ninguna otra cosa, en esos momentos nada me preocupa, el momento me parece perfecto. Pero cuando hace algo que me incomoda, cuando me evita en público, cuando guarda su distancia conmigo, cuando no me toma en cuenta para algunas actividades donde antes sí me consideraba, es cuando me lleno de miedo. No puedo evitar recordar todo lo que ha sucedido, aún cuando él me diga que lo olvide, yo no puedo. Ese viernes fue una experiencia traumática, puesto que quedé en evidencia frente a toda su familia, él no imagina la humillación que sentí, no puede comprenderlo, porque para él la situación no fue tan delicada, porque él no la vivió.
Cuando él me evita, cuando me deja plantada, cuando queda mal, cuando yo espero algo de su parte y no lo hace, revivo todo eso: me siento humillada.
¿Estoy mal? ¿debería olvidarlo y ya? ¿debería dejar de reprocharlo?
Ya pasó, terminó.. pero dejó una herida dentro de mí, una herida que jamás sanó completamente y que frecuentemente sangra... sangra y se ve reprochada por él.

Recuerdo que pidió disculpas... aunque no lo recuerdo con claridad, o sus disculpas no estuvieron a la altura de la situación. Yo hubiera esperado por lo menos un ramo de flores y una disculpa, hubiera esperado que una situación así no se repitiera, hubiera esperado su sinceridad y no su silencio; hubiera esperado que no volviera a mentir... y sin embarlo lo hizo.

Esa "disculpa" que él intentó, aquella que yo le pedí con tanto ahínco, aquella que yo esperaba, ese viaje, esa experiencia para pasar tiempo con él.. fue maravillosa, pero al final fue eclipsada por aquél velo de mentiras que él inventó. Mentiras que no me afectan directamente, pero que hicieron que disminuyera mi confianza hacia él... que me hicieron dar cuenta, de que él no confía en mi. Intentó enmendar un error con otro.

Mi confianza se vio disminuida... y qué decir de mi integridad.
Otra vez me sentí devastada, otra vez me sentí humillada.
Y ésta vez, él me regaló enojo, indignación. Me regaló silencio y distanciamiento.
En ambas ocasiones, yo sentí que me dejó sola.

Actualmente, me cuesta mucho trabajo confiar en él. Creo que es un completo desconocido. A veces siento que ya no me conoce tampoco a mi... pero yo estoy segura de que no tengo idea de quien sea él. Es una persona que me exige que olvide el pasado, haciéndome revivirlo en cada ocasión, sin hacer el mínimo esfuerzo por ayudarme a superarlo.
Me ayuda a olvidarlo, pero no es la solución, porque siempre quedará esa herida mal cerrada que no me ayudó a curar, sino que siempre ayudó a que no cerrara nunca.

Cuando pienso todo eso, de verdad lo odio.

Lo odio porque siempre logra retenerme a su lado, haciéndome creer que soy importante, que soy única... que soy para él.

Lo odio porque también logra hacerme sentir que no es así. Al no querer ningún compromiso conmigo, siento que me está diciendo que no soy suficiente mujer para él, que algo dentro de mi no está a su altura, que no valgo. A veces, me parece que esa es la excusa que tiene para ser un dolor de estómago. Nunca me responde los "te amos", aunque después jure que sí lo hace ¿cómo creerle?. Cuando hablo con él, y lloro y le explico lo que su comportamiento me hace... me mira fijamente sin decir nada, después cambia el tema o dice que está cansado y quiere dormir, como si no hubiera escuchado ninguna palabra de lo que dije. A veces le digo que lo único que me gustaría escuchar es un sincero "te quiero".. el cual dice después de que guardó silencio y por poco me pide que me vaya, y aún me reprocha que no puedo creerselo ¿cómo creerle?

A veces, me pongo muy triste, imaginando que estoy dentro de una relación muy destructiva y que no puedo salir de ella.
Quisiera conocer a alguien que de verdad me quiera, alguien que me aprecie y sentir que soy una mujer de verdad, no una sombra que llora todo el tiempo.
No tengo ánimos para conocer a nadie más, porque de igual forma, tengo miedo.
Tengo miedo de que los hombres se burlen de mi, de que me traten mal... pero lo que más miedo tengo, es conocer a alguien que me ame, me trate bien, con quien yo me sienta a gusto, con quien pueda charlar libremente... porque lo compararía todo el tiempo con la persona que yo amo, y estoy segura que esa persona, me buscaría después y yo, lo preferiría a él.

(...)

Tuesday, March 27, 2012

Recorte 3

Sigue atormentandome con su presencia porque yo se lo permito.
Me atrevo a decir que no sólo yo necesita de él... él también me necesita. He intentado cortar todo tipo de lazos con él, para que la herida sanara de una vez, para enterrar al muerto y punto, pero él llama, él pregunta, él me busca... y yo, simplemente no puedo negarme. No puedo. No quiero.
También sucede al revés.. tal vez la mayoría de las veces yo soy la que termina llamando, yo pregunto, yo lo busco. No puedo dejarlo. No quiero.

Mi comportamiento es absurdo. Es egoísta. Es ENFERMO.

Supongo que una relación así, es sumanente destructiva, pero no sé como dejarla. No quiero dejarla, lo admito.

Yo intento explicarme bajo mil excusas, pero no sé si alguien pueda comprenderme. Visité a una psicóloga por mucho tiempo y creo que no pudo hacerlo, no me ayudó con eso. Me hizo reconocer que era una obsesión, pero yo no lo etiquetaría de ese modo. He leído cientos de historias que hablan de amores obsesivos, enfermos y siento que no es mi caso. Tal vez dentro de muchos años, cuando lea ésto, diga lo contrario y acepte que era obsesión, pero por ahora, no.
Entre las historias que he leído, muchas hablan de "una razón de vida" y yo lo describo así: él es mi razón de vida.

Hay personas paras quienes su razón de vida son: sus hijos, sus padres, su empleo, su profesión, sus viajes, su religión, etc., no sé, cosas así. Para mi, es él.

Suena egoísta, pero todas las personas están aquí por alguien, o gracias a alguien. Se levantan por las mañanas siguiendo su sueño, sus anhelos, he escuchado a muchas personas decir que la razón por la que viven, por la que trabajan, por la que aguantan a un mal jefe, por la que aguantan un mal salario, es por sus hijos; ¿por qué se les hace raro o egoíesta que la razón por la que yo hago todas las cosas anteriores, sea por él? Me dicen que luche por mi, que lo haga por mi ¿por qué no le dicen lo mismo a las personas que lo hacen por sus hijos?. Tan fácil resulta ¿no?.

Yo considero mi propia vida, normal: me levanto por las mañanas, voy al trabajo, hago ejercicio, voy de compras, estoy con mi familia, etc, etc, etc... pero eso no me hace completamente feliz, esas son cosas que la gente hace y ya; sin embargo, él me hace sentir viva, él hace que los días valgan la pena, por él mi vida tiene un sentido, una misión, un objetivo. Soy feliz con él porque soy simplemente yo, porque hablar con él es transportarse a un universo perfecto, donde la paz reina, donde todo al rededor flota y no existe nada más que él y yo, porque me comprende en todas las formas que pueda imaginar, porque aún cuando no hablemos con la boca, nos entendemos con el cuerpo, con la mirada, con el pensamiento. Un abrazo suyo es aquél lugar donde el miedo no existe, donde las dudas se disipan, donde la seguridad prevalece y donde podría jurar que nada malo puede pasar. Él y yo somos la imperfección complementaria.
Siempre he creído esas historias cursis de que el alma gemela existe. Alguna vez llegué a pensar que la magia existe, que las vidas anteriores existen, que el destino existe, y por muy tonto o ridículo que suene: yo creo que él es mi alma gemela, esa que fue creada de una misma estrella, de una constelación igual, que viajó miles de kilómetros desde el espacio para dispersarse en la tierra, y corrió la suerte de que su esencia, su semilla cayera en el mismo país, en el mismo estado, en el mismo municipio... y hasta en la misma colonia.

No importa si se rien de mi, sé que él no es perfecto, al igual que yo no lo soy. Pero lo he aceptado con toda su imperfección, con sus errores y sus fallas.

(...)

Monday, March 26, 2012

Recorte 2

Es estúpido que me deje consolar por una persona a quien imagino muerta, es como decir "Lloro por el muerto y el muerto me consuela", es absurdo.
Pero así es.
Mi vida es absurda, me he llenado la cabeza con libros historias románticas (muy a mi pesar, ya que considero que esos libros son para nenas... pero en mi avidez por leer y mantener la mente ocupada para no pensar en el muerto, acepto donaciones de todo tipo de libros... y muchos de ellos me recuerdan a él) , en todos esos libros, prevalece la idea de "en el amor y la guerra, todo se vale" y, me la he tomado muy, muy en serio.
Me hace daño, lo sé. Pero en estos momentos de mi vida, soy como una especie de cocainómano consumado, no puedo vivir sin él.
Explico la situación de imaginarlo muerto:

Él es... la persona más impredecible del mundo en cuanto a actitud y decisión se refiere (ya que si hablamos de puntualidad y compromiso, es totalmente predecible: al final siempre queda mal), hace años que nuestra eterna relación terminó.. pero también hace años que seguíamos en contacto, y hace años que salimos.
Cuando digo que la relación terminó... TERMINÓ (puf! así, se esfumó, se acabó el amor, la confianza, etc. Cada quien tomó su camino distinto).
Cuando digo que seguíamos en contacto es que aún nos veíamos para charlar, como amigos.
Cuando digo que salimos, es cuando Troya empieza a arder y es aquí donde él empezó a hacer de muerto viviente, de traidor a consuelo, de mentira a hombro para llorar, de cruel e insensible a tierno y comprensible... Absurdo ¿no?
Salimos sin un compromiso, de ningún tipo. La relación se alimenta de la confianza que deposito en él, del cariño que él expresa... y de que ya había dicho que soy una adicta consumada y no puedo dejarlo. Entre la confianza que tengo en él (que cada día se ve más tijereada, rasgada, sucia y escupida) están los lapsos en que la traiciona. Y en la traición más grande que expresamente jamás le he perdonado ni jamás le perdonaré, es aquella del día Viernes antes mencionado, donde mi vida se volvió un infierno. Es ahí donde él murió para mi... y donde empecé a llorarle todos los días, imaginando que así superaría las etapas de duelo. Y es donde a él le entró un poco de remordimiento de conciencia y quiso arreglarlo (o tal vez fregarlo más, no sé) y comenzó a hacer sus visitas frecuentes, a tratar de ganarse la confianza nuevamente y tratar de hacerme recobrar entereza, fuerza y... bueno, todo porque yo realmente estaba deshecha.

Sus visitas me ayudan mucho... sólo en el tiempo que dura la visita. Me da ánimo, me abraza, me besa, me tranquiliza, me hace soñar y convencerme de que la vida sigue. Y yo lo miro y sé que mientras él esté conmigo, la vida sigue y vale la pena vivirla. Él me hace reir mucho, siempre que puede, hace todo lo posible por hacerme pasar un buen momento, aleja toda la tristeza que pueda perturbarme. A veces, aún cuando no dice nada, sus ojos cafés tan serenos me dan esperanza, me hablan en ese lenguaje que sólo él y yo entendemos. Y me siento en el cielo, soy tan feliz cuando él está conmigo, cuando sonríe, cuando me mira... ¡Dios! la forma en que me mira, me hace pensar que me necesita. El toque de su mano me dice que siempre estará conmigo, aún cuando me derrumbe.
Pero cuando se va, todo ese sentimiento se cae, porque no existe ninguna seguridad, ninguna garantía de que así será. Siempre que se marcha, un atisbo de duda se asoma en sus ojos. Es cuando el duelo cae nuevamente sobre mi. Él sólo existe cuando está conmigo, después sólo queda me queda ese vacío en el pecho, el que no se llena nunca. Esa incertidumbre, ese miedo, esa duda... porque todo es secreto, porque sólo yo sé que está conmigo cuando está conmigo, pero nadie más lo sabe, porque él no quiere que nadie lo sepa.
Sólo yo sé que me quiere... aunque no tengo esa seguridad, porque me lo dice a mí, siempre me lo dice a mí... pero sé que lo ha negado cuando alguien lo pregunta. Sé que yo sólo soy "una amiga" cuando alguien más nos ve juntos.
Es absurdo poder confiar... es engañoso. Alguien que demuestra que te ama mientras está contigo, me atrevo a decir que lo demuestra, pero mientras nadie lo sepa.
No hay cosa que duela más en el alma que pronunciar las palabras mortíferas "Te amo" y recibir silencio como respuesta.
Me he devanado los sesos imaginando que esa es la respuesta definitiva a mi eterna pregunta. Es la razón por la cual mi esperanza debería caerse del delgado hilo que la sujeta. Pero por alguna estúpida razón, no se cae.
Tal vez es porque soy idiota. El chico claramente me está diciendo "No te amo" respondiendo con ese silencio ante semejante revelación... pero ¿por qué sigue atormentándome con su presencia?

(...)

Sunday, March 25, 2012

Recorte 1

Me parece idiota que digas "ojalá tu día mejore", porque tú, más que nadie, sabe que hace años que mis días no mejoran, tampoco empeoran, simplemente permanecen iguales siempre: sin esperanzas.

Hoy hice una analogía sobre lo que sucede entre tú y yo (no digo nosotros, porque hace años que el "nosotros" ya no existe):
Te esperé, con esa esperanza efímera que sólo existe cuando alguien dibuja un faro en medio del negro mar tumultuoso en el que vivo. Añoré que llegaras a mi lado, no importa cuán tarde fuera, ésta vez, prometiste llegar a tiempo. Y te creí, como lo hago cuando de veras confío en ti.
Pensé que llegarías hambriento, y como en aquél lugar en medio de la nada no hay dónde comprar más nada, te guardé parte de mi porción... y por si a caso no fuera suficiente, conducí hasta el pueblo más cercano para reabastecerme.
Y por supuesto, no llegaste.
Enviaste el funesto mensaje excusándote y sentí cómo todas esas minúsculas y cristalinas esperanzas que tenía sujetas entre telarañas dentro de mi mente cayeron al piso estrepitosamente. Se rompieron todas, claro está.

Es curioso que, hace años que siento lo mismo, te he estado esperando, pero en un sentido no tan literal.
Hace años que espero que regreses, y no haces más que excusarte y pedir disculpas, pero no llegas nunca.

Todavía recuerdo el día en que caí en cuenta que te habías ido, no sé si para siempre o no quise pensarlo así.
Era viernes.
Recuerdo cuánto dolor sentí esa tarde y cómo siguió quemando por la noche. Recuerdo cuánto dolía la humillación, la vergüenza, la incertidumbre.
Recuerdo cómo vi pasar una a una las horas. Lloré tanto, me dolía tanto en el interior que necesitaba llorar para que esa sensación se fuera. Pero no era así.
Lloraba y sentía que me desgarraba la garganta. Me sentía sola, desesperada... sentía que me habían abandonado de una forma muy humillante. Tenía tanto coraje en mi interior, pero no podía mas que desgarrarme la piel con las uñas, para que aquél dolor interno saliera a la superficie y dejara de perforarme el alma. En ratos, dejaba de llorar, porque mis ojos se habían secado, y el dolor reaparecía, entonces, me desnudaba y me hacía un ovillo, me recostaba en el suelo desnudo y frio, sintiendo cómo se helaba mi cuerpo. Deseaba morir en aquél momento, en aquella posición. Sentía cómo el calor abandonaba mi cuerpo, y el frío del suelo se apoderaba de mi interior, deseaba que se terminara el sufrimiento, quería morirme ahí...

Nunca pensé que la mañana fuera mejor. Y no lo fue.

Amaneció frente a mis ojos, hinchados y rojos de no dormir y de llorar interrumpidamente durante la noche.
A partir de ese día, la vida se volvió un infierno.

Desde entonces, he tenido la impresión de que todos los días, soy arrastrada a vivir una vida a la que ya renuncié, todos los días, me levantaba sin ánimo, sin ganas, sin una idea fija de para qué levantarse.
"¿Para qué levantarse si todo está perdido?" Pero aún así, me levantaba todos los días a continuar viviendo, sin saber qué esperar.
Pero me sentía devastada.
Mis sueños, mis ilusiones y mis esperanzas se habían ido con él.
Con él.
"Es increíble el poder que le has dado a él para fregarte la vida", me lo dijo una vez una psicóloga, que nunca pudo comprenderme. Entiendo el significado de lo que dijo, y entiendo el poder que le di.
Pero nunca pude renunciar a él.
Así que ideé que había muerto.
Lo creí con mi alma y me convencí de aquello, tal vez así pudiera superar una etapa de luto y continuar con mi vida.
Pero fue peor, es una idea horrible cuando la persona que ideaste muerta, a veces te llama por teléfono y va a tu casa.... va a casa a reconfortarte y ayudarte a que superes tu depresión.
"Ayudarte"... lo que él no sabe, o ignora o no le importa, es que realmente no te está ayudando, sino que te está hundiendo más.
Pero, no quiero que deje de abrazarme, ni de dejarme llorar en sus brazos. Quiero que permanezca conmigo, aunque en realidad esté llorando con él... por él.

(...)

Tuesday, March 13, 2012

¿Qué tan difícil es pronunciar un 'Te amo' y sentirlo desde el fondo de tu alma?
¿Qué planeta hay que visitar para sentirse una princesa al lado del hombre que la ama? No un príncipe, ni azul ni amarillo: tan sólo una persona real, que esté dispuesto a compartir más que su cuerpo y vida.
¿Dónde escribieron mi película? Se equivocaron de guión. Yo quiero una película romántica, una de amor verdadero, de esas que ves mientras sonríes y se te llenan de lágrimas los ojos pensando 'Dios, qué feliz sería'

¿A dónde se va el amor cuando se termina?¿Alguna vez se termina?
¿Qué pasa con todas esas palabras que se dijeron, con esas sonrisas que se dedicaron, con todas las miradas?¿a dónde van todos los besos y las caricias?¿a dónde se va todo el placer?

Alguna vez pensé que el amor que no se expresa, se queda en nuestro interior y se fermenta y se transforma en odio...
Tal vez por eso las personas no mueran de amor, pero sí mueran envenenadas con su propio odio, con el veneno que se encerró dentro de su cuerpo.

Eso me pasa a mi.
Tenía tanto amor en mi interior y lentamente se va transformando en odio... y después en veneno.

nadH.