Monday, May 14, 2007

Heart.



Mi corazón se detuvo ese día.

Nuevamente sentí cómo mi ridículo castillo erigido sobre arena volvía a caerse, gracias a mí.

Otra vez me dejé engañar ingenuamente.
Otra vez fue mi culpa.

Sí, ese día sentí que todo colapsaba nuevamente, sentí esa ansiedad terrible que a veces siento. Esa horrible sensación de cansancio sin poder conciliar el sueño por las noches. El dolor de cabeza que causa estar despierta forzándose a dormir sin resultado.
Nuevamente por las mañanas sentía que no valía la pena levantarse, no había algo por qué vivir, no había una esperanza, no había un anhelo ya.
El velo de la incertidumbre y el dolor cubrieron mis ojos nuevamente. Estaba viva, pero me sentía como un muerto, como un ser deplorable que no merecía seguir sintiendo el calor del sol sobre su piel. Me sentía avergonzada como otras tantas veces. Me sentía un ser devaluado, escuchando solamente blasfemias en mi contra, escuchando toda clase de burlas que lograban disminuir mi alma y sentirme rebajada.

Cada día era un suplicio, sentada inrerminables horas recordando su voz, su rostro. En cualquier punto que fijara mi vista aparecía su nombre para recordarme lo desdichada que era, lo tonta que me había portado, la basura en la que me había convertido.

Deseaba que con el tabaco y el alcohol desapareciera el sufrimiento, como si a la mañana siguiente después de una tremenda borrachera desapareciera su recuerdo. Siempre en vano.

En vano busqué acercarme, en vano busqué encontrarlo, el destino me separaba cada vez más de él, porque sabía que en lugar de sentirme mejor, me perjudicaba más. Pero yo lo quería.

Interminables eran los días, llenos de ansiedad y depresión. Continuaba comiendo desmesuradamente tratando de cerrar el vacío que dejó su partida, haciendome sentir mas miserable todavía.
Ocultaba mi dolor tras una enorme sonrisa, que no engañaba a nadie. Mis ojos siempre tristes revelaban mi verdad, revelaban cuánto lo extrañaba.
Viví aferrada a un último punto, a un último día, añorando verle por última vez para decirle cuánto le quise... Pero me fue negado ese deseo.

Mi corazón se destrozó al saber que nunca le vería otra vez. Que jamás sabrá de mi nuevamente. Mi alma se evaporó al saber que otra vez fallé. Mi tristeza se hizo cada vez mayor.. hasta el día de hoy, que ya no puede expandirse más.

El luto ha pasado, el dolor comienza a disminuir. Todavía por las noches algún atisbo de su risa hace que me estremezca deseando un abrazo, pero vuelvo a la realidad y sé que no es posible.
Encadenando su recuerdo sé que me lastimo más.
No dejandolo libre aprisiono mi alma con la suya causando mucho dolor.. por eso, espero que dondequiera que esté sepa que: Te Dejo ir... Ya no me Lastimarás más.

nadH..

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