Saturday, October 21, 2006

El Espejo {1ª Parte}


Me duele la cabeza.. tal vez de tanto llorar, no sé.. {no intento averiguarlo} tal vez de tanto enojo, tanto coraje que tenía en mi interior..
Cegada por mi ego todo el tiempo, necesitaba estuvieras siempre detrás mío {sí.. siempre detrás..} diciéndome cuán bella soy, cuán divinos son mis ojos y cuán hechizante es mi andar... diciendo.. diciendo...

Pero, tú mi querido no soportaste mis exigencias, oh no.. no ibas a estar detrás de mí todo el tiempo como el perro que siempre fuiste, como lo que significaste para mi. {nada}.
Me hartaste con tus exigencias, con tus arrogancias,tú no estabas ahí para mandarme sino para ser mi esclavo... pero no lo hiciste vil gusano. Intentaste rebajarme, intentaste humillarme. Tu presencia se volvía chocante a mi vista, al grado de que dentro de mi ser comenzó a aflorar el bello sentimiento del odio perfectamente disimulado, ocultado bajo una demoníaca sonrisa que tanto me halagabas, pero cómo te odiaba... ya no soportaba tenerte cerca a pesar de tu belleza natural, no a un arrogante como tú.

Esa noche, oh sí, lo recuerdo bien {lo recuerdo a la perfección} llovía a cántaros, tú yo pasamos una noche maravillosa, una velada inolvidable en esa cálida habitación escarlata.
Llegó un momento en que tu sola presencia hizo derramar los bordes bamboleantes de mi cordura, tus niñerías colmaron mi benévola paciencia y me vi obligada a apaciguar la situación, no estaría siempre de humor para exigir que me amaras cada que te lo pidiera, para sentir tus labios en mi espalda tantas veces quisiera, porque no era cuando tú así lo quisieras, era cuando YO exigiera y mandara, pero quisiste aprovecharte: quisiste rebajarme a ser una más de tus zorras , pero ésta vez te metiste con la mujer equivocada.

Me levanté serenamente y te pedí que te callaras, que no emitieras sonido alguno.
Amordacé tu cuerpo semidesnudo para atarlo con fuerza en un rincón de la habitación, el rincón más bello y más humillante para ti.
Te observé mientras tus ojos implorantes clamaban misericordia, al momento que yo me burlaba de tu situación, así quería tenerte: la boca cerrada con un pedazo de cinta, el cuerpo forzado con un lazo, casi inmovilizado, amordazado, humillado, tirado en un rincón de mi cuarto, tan indefenso como realmente fuiste, sin el escudo de tu "perfección", sin tu mirada bella y tu cuerpo torneado pavoneándose por los andadores, ésta vez NO, ésta vez yo ganaría.

"¿Te gustan las dagas ,verdad?" "¿Te gustó a caso el regalo que acabo de hacerte?" "¿Te gustó la daga que te regalé?" Sí, yo sé que te gustó, jamás pensarías que fue una invitación para huír.
Me acerqué lentamente a donde estabas, sosteniendo la daga entre mis manos, mirando cómo tus ojos se llenaban de pánico y tu cuerpo temblaba de pavor, mirando las lágrimas que afloraron de repente.
"No sabes cuánto lo lamento" te dije mientras esbozaba una sonrisa y me avalanzaba contra ti.

NadiaSeviLLa

{To be continued...}

1 comment:

Anonymous said...

je.. esperaremos la continuacion ; )
(oye envie a ladydan a postearte algo.. si no te pone nada me dices y la regaño xD)

saludos por alla...
animo!!