Sunday, September 17, 2006

Ésto No Es Necrofilia

Recuerdo esa vez... esa vez en que te vi así..
Fue en tu funeral, estabas recostado en tu caja fúnebre, inmóvil, sereno, inerte... tan bello TÚ con tus ojos cerrados, tal como si solamente estuvieras durmiendo. Me quedé observando largo rato tu cuerpo ya sin vida, y fijé mi vista en tus labios, carnosos.. rojos, no sé si x el maquillaje que te puso la funeraria.. pero se veían apetecibles; la palidez de tu piel y la suavidad de tus labios me tenía como tonta mirandote fijamente, así ya, sin ningún aliento de vida dentro de ti.

Cerraron el féretro y te dije adiós.

Después de contemplar entierro, y de que todos los dolientes se fueron, yo me quedé mirando tu epitafio lleno de rosas rojas, frescas y aromáticas. La tierra aún estaba recién removida, fresca y lodosa.. así que no fue difícil removlerla con la pala.
Comencé a excavar, excavar.. quitar tierra con frenesí..
Hasta que lo encontré.

El éxtasis era tal al encontrarme frente a tu féretro que mi corazón latía con demasiada fuerza al momento que comencé a abrirlo, el sólo imaginar que me encontraría de frente con tu cuerpo pálido, tan sensual...
Por fin abrí el féretro, y ahí estabas tú, mirándome con tus cálidos ojos, sonriendome con tus sensuales labios, con tu piel perfecta y tu despeinado cabello, ahí estabas recostado con esa sonrisa malévola que tanto me encanta: "Sabía que vendrías" me dijiste al oído.

Juntos tú y yo, entre las sábanas, jugueteando en mi fría habitación, bebiendo un poco de sangre para teñir la soledad, acompañando al cuerpo con un poco de alcohol para avivar la pasión... para hacer menos casual el encuentro...
Besando tus labios con arranques desbordantes de lujuria, de locura, demencia.. olvidando que el mundo existe... olvidando que estás muerto.
Disfruto cada beso que me das, cada caricia en mi piel que cobija tu cuerpo, cada mordisco exquisito... disfruto de tu belleza, de esos labios de fuego que queman cada centímetro de mi. Disfruto cada segundo de éste amor profano, tan necrófilo.. tan repudiado y condenado por Dios, pero no puedo dejar de amarte aunque sea unas pocas horas.

Después del gran suspiro libidinoso y del cansancio agotador, me recuesto sobre tu pecho a escuchar el silencio de tus latidos inexistentes, la frialdad de tu cuerpo, la insensibilidad de tu piel. No me importa que estés muerto, soportaría mil lunas de ese silencio, de tu piel fría sin vida, eso es mejor a no verte nunca más.

A la mañana siguiente, veo salir el sol desde mi soledad, esperando con ansia otra noche más para contemplarte, otra noche más para mirar de cerca tu rostro y sangrar tus labios.
Mientras la espera aguarda, todas las tardes contemplo la roca de tu lápida fría, inperturbable, inaccesible...
Cada día te llevo una rosa al cementerio, contando los 11 días faltantes para verte.. 11 rosas acumuladas...
Cada noche, llevo una pala y remuevo la tierra hasta encontrar tu sonrisa otra vez, para perderme contigo en el azul de tus ojos.. Esperando el día que me una en tu frialdad, contigo eternamente.

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