Sunday, December 10, 2006

El Joven (Part II)

Fue muy triste, pero por fin pudimos hacer que ella asistiera a la velación del cuerpo...
Andaba como loca, como si su cuerpo estuviera aquí, pero su mente estaba en otro lado, tenía la mirada perdida y su aspecto era deplorable, con el cabello revuelto, enmarañado y grandes ojeras que enmarcaban sus ojos rojos de tanto que había llorado.

Entre mis padres la ayudaban a andar, pues estaba demasiado débil, en una tarde, su cuerpo pasó de vitalidad a enfermedad, debilidad, algo demasiado drástico.

No quisiera recordar lo que pasó cuando vio el cuerpo del Joven encerrado en el ataúd.. fue horrible:
Andaba con miedo hacia el féretro, no quería ni verlo.. parecía que le atemorizaba mucho la idea de que lo que fuera a encontrar ahí fuera algo que amó mucho.. y andaba temerosa; hasta que, simplemente su mayor temor fue confirmado, y lo vió.

Comenzó a emitir unos alaridos desgarradores, temblaba mucho, pero sus ojos estaban secos. Dicen que existe un límite de dolor, donde ya no quedan lágrimas. Supongo que ella atravezó ese límite.
Se aferraba al ataúd como si con ello pudiera traerlo nuevamente a la vida.
Se quedó ahí un largo rato, ya en silencio, sólo mirando, parecía que algo en su vida se había esfumado, que los suspiros se le habían terminado, que el corazón le había dejado de latir. Veía al Joven con una ternura que me calaba en el alma, parecía que veía a un niño pequeño e indefenso, parecía que esa caja albergaba un tesoro muy valioso, pero que era imposible de obtener. Yo podía ver ese dolor en sus ojos.

Cuando se llevaron el féretro para darle sepultura, ella se quedó inmóvil viendo cómo se alejaba el único amor verdadero que había tenido.


Enterraron el cuerpo y colocaron sobre de toda la tierra, un epitafio que decía "De tus padres y hermanos, que te amamos tanto en vida, y que gratificaste nuestras vidas con tu sola presencia".
Ella no tenía ningún valor en ese epitafio, ninguna frase, ninguna letra le pertenecía, él dejó de pertenecerle unos días atrás, y eso la torturó por el resto de su vida.

Después de que todos se marcharon del cementerio, ella se quedó ahí, un rato. Creo que fue su último momento de cordura, pues estaba lúcida y sabía lo que hacía. Fué la última vez que habló con cordura.
Se quedó un rato recostada sobre su sepulcro, con un ramo de rojas rojas sobre su pecho, sintiendo cómo cortaban las espinas, sintiendo cómo sangraban sus manos, pero creo que eso no le importó.
La ví quedarse ahí, tan triste ella, tan vacía, tan apagada. La ví derrumbarse.
Ví como balbuceaba algunas frases, como si pudiera hablar con él, como si se estuviera despidiendo.

Se hizo de noche y tuvimos que ir a recogerla, pues se negaba a alejarse de ahí. Por fin la vi llorar, creo que comenzaba a aceptar la pérdida, había regresado del límite del dolor, yo creí que se le pasaría en unos meses, y que regresaría a su vida, a lo que anteriormente fue. Creí que podría aprender de todo eso y recuperarse... Pero no fue así.


(continuará..)

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