Monday, March 26, 2012

Recorte 2

Es estúpido que me deje consolar por una persona a quien imagino muerta, es como decir "Lloro por el muerto y el muerto me consuela", es absurdo.
Pero así es.
Mi vida es absurda, me he llenado la cabeza con libros historias románticas (muy a mi pesar, ya que considero que esos libros son para nenas... pero en mi avidez por leer y mantener la mente ocupada para no pensar en el muerto, acepto donaciones de todo tipo de libros... y muchos de ellos me recuerdan a él) , en todos esos libros, prevalece la idea de "en el amor y la guerra, todo se vale" y, me la he tomado muy, muy en serio.
Me hace daño, lo sé. Pero en estos momentos de mi vida, soy como una especie de cocainómano consumado, no puedo vivir sin él.
Explico la situación de imaginarlo muerto:

Él es... la persona más impredecible del mundo en cuanto a actitud y decisión se refiere (ya que si hablamos de puntualidad y compromiso, es totalmente predecible: al final siempre queda mal), hace años que nuestra eterna relación terminó.. pero también hace años que seguíamos en contacto, y hace años que salimos.
Cuando digo que la relación terminó... TERMINÓ (puf! así, se esfumó, se acabó el amor, la confianza, etc. Cada quien tomó su camino distinto).
Cuando digo que seguíamos en contacto es que aún nos veíamos para charlar, como amigos.
Cuando digo que salimos, es cuando Troya empieza a arder y es aquí donde él empezó a hacer de muerto viviente, de traidor a consuelo, de mentira a hombro para llorar, de cruel e insensible a tierno y comprensible... Absurdo ¿no?
Salimos sin un compromiso, de ningún tipo. La relación se alimenta de la confianza que deposito en él, del cariño que él expresa... y de que ya había dicho que soy una adicta consumada y no puedo dejarlo. Entre la confianza que tengo en él (que cada día se ve más tijereada, rasgada, sucia y escupida) están los lapsos en que la traiciona. Y en la traición más grande que expresamente jamás le he perdonado ni jamás le perdonaré, es aquella del día Viernes antes mencionado, donde mi vida se volvió un infierno. Es ahí donde él murió para mi... y donde empecé a llorarle todos los días, imaginando que así superaría las etapas de duelo. Y es donde a él le entró un poco de remordimiento de conciencia y quiso arreglarlo (o tal vez fregarlo más, no sé) y comenzó a hacer sus visitas frecuentes, a tratar de ganarse la confianza nuevamente y tratar de hacerme recobrar entereza, fuerza y... bueno, todo porque yo realmente estaba deshecha.

Sus visitas me ayudan mucho... sólo en el tiempo que dura la visita. Me da ánimo, me abraza, me besa, me tranquiliza, me hace soñar y convencerme de que la vida sigue. Y yo lo miro y sé que mientras él esté conmigo, la vida sigue y vale la pena vivirla. Él me hace reir mucho, siempre que puede, hace todo lo posible por hacerme pasar un buen momento, aleja toda la tristeza que pueda perturbarme. A veces, aún cuando no dice nada, sus ojos cafés tan serenos me dan esperanza, me hablan en ese lenguaje que sólo él y yo entendemos. Y me siento en el cielo, soy tan feliz cuando él está conmigo, cuando sonríe, cuando me mira... ¡Dios! la forma en que me mira, me hace pensar que me necesita. El toque de su mano me dice que siempre estará conmigo, aún cuando me derrumbe.
Pero cuando se va, todo ese sentimiento se cae, porque no existe ninguna seguridad, ninguna garantía de que así será. Siempre que se marcha, un atisbo de duda se asoma en sus ojos. Es cuando el duelo cae nuevamente sobre mi. Él sólo existe cuando está conmigo, después sólo queda me queda ese vacío en el pecho, el que no se llena nunca. Esa incertidumbre, ese miedo, esa duda... porque todo es secreto, porque sólo yo sé que está conmigo cuando está conmigo, pero nadie más lo sabe, porque él no quiere que nadie lo sepa.
Sólo yo sé que me quiere... aunque no tengo esa seguridad, porque me lo dice a mí, siempre me lo dice a mí... pero sé que lo ha negado cuando alguien lo pregunta. Sé que yo sólo soy "una amiga" cuando alguien más nos ve juntos.
Es absurdo poder confiar... es engañoso. Alguien que demuestra que te ama mientras está contigo, me atrevo a decir que lo demuestra, pero mientras nadie lo sepa.
No hay cosa que duela más en el alma que pronunciar las palabras mortíferas "Te amo" y recibir silencio como respuesta.
Me he devanado los sesos imaginando que esa es la respuesta definitiva a mi eterna pregunta. Es la razón por la cual mi esperanza debería caerse del delgado hilo que la sujeta. Pero por alguna estúpida razón, no se cae.
Tal vez es porque soy idiota. El chico claramente me está diciendo "No te amo" respondiendo con ese silencio ante semejante revelación... pero ¿por qué sigue atormentándome con su presencia?

(...)

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